He tenido una pequeña reflexión sobre cómo hemos evolucionado como personas y como usuarios de una tecnología que día a día da pasos agigantados.
La cuestión es la siguiente: Si la tecnología (y entre ellas la tecnología social) avanza de manera tan acentuada, ¿qué pasa con el desarrollo cultural de los usuarios de dicho servicio?
Os pondré el ejemplo más primitivo y básico que pueda para que entendais lo que quiero decir. Después de los grandes conflictos en el s.XX entre las potencias del primer y segundo mundo (los bloques, liberal y comunista), África quedó como tercer mundo, un país colonizado y descolonizado, triste y desamparado donde abunda la pobreza, las luchas y la muerte. A día de hoy se pretende mejorar su situación intentando hacerles llegar una tecnología (como los ordenadores o internet) sin antes haber pasado por lo que han pasado los país del primer mundo. Y esto es una temeridad, porque se ha demostrado que sin haber experimentado una revolución social e industrial no se puede llegar a la era tecnológica; los habitantes de África no tienen la cultura necesaria para utilizar los medios del primer mundo.

Aunque quizás no sea el mejor ejemplo, con esto quiero decir que en nuestro primer mundo, mientras la tecnología avanza y avanza (y unos pocos saben como utilizarla correctamente) la sociedad parece quedarse más estancada.
Es cierto que la libertad digital de la red ha permatido expandir la cultura a horizontes antes jamás imaginados, pero sigue sin ser suficiente; y es que internet, y sobretodo las redes sociales no son más que una "ciber-versión" de las relaciones sociales de la calle.
Pongamos por ejemplo que soy una persona triste cualquiera y como mi vida no resulta lo suficientemente interesante, en vez de hacer algo productivo prefiero dedicarme a criticar a los demás a sus espaldas. Bueno, si ahora además de chismorrear con mis "interesantísimos" amigos puedo meterme con la víctima de turno "on-line": con mensajes, con comentarios, con fotos, con videos, con su vida, con su privacidad, etc. Y esto por no incluir serios acosos sufridos por mucha gente, así como amenazas, coacciones y un sin fín de malvadas y "brillantes" ideas.
A las generaciones de jóvenes actuales, la máscara que nos ofrece internet nos ha servido para entre otras cosas (algunas útiles), poder escondernos mejor después de tirar la pedrada. Qué lástima darle libros a alguien que no sabe/quiere leer; sus mismas hojas acabaran sirviendo para hacer pelotas en clase que lanzar a la nuca de sus compañeros...